"Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca" -Jorge Luis Borges

Cuando alguien menciona tal cosa como el paraíso o el cielo, nirvana o como le llamen en su localidad, la gente tiende a imaginar diferentes cosas. Puedo decir que el que conozco mejor es el de cristianos y católicos, el cual figura una estancia pacífica y blanca en el cielo rodeada de angelitos tocando el arpa. Aparentemente no pensaron ni en la gente con vértigo ni en los que odian el arpa. En fin...

Pero cuando uno se pone a pensar en el resto de la eternidad rodeado de nubecitas luz y rodeado de gente muerta que nunca hizo nada muy malo, es cuando se pone a pensar en los pros y contras de seguir yendo a misa. Y dando esta premisa es como llego a la segunda, ¿qué mejor lugar para un paraíso que una biblioteca?

Pero obviamente no cualquier biblioteca, aquí los libros no se les acumula el polvo (amenos que así se les pida), siempre conservan el olor a nuevos, y todos, absolutamente todos tienen portadas artísticas. Este paraíso tiene una iluminación al gusto, es decir uno ve la luz que quiere ver, no más, no menos. Hay anaqueles de libros con más de 30 metros de altura y kilómetros de ancho, pero aún así el primer libro que se agarre siempre es el que se buscaba.

El diseño cambia con los días, nunca es de mal gusto, pero si tiende hacia lo inusual. Un día los libros se encuentran flotantes en un lago de pensamientos, y al otro danzan flotantes alrededor de los lectores. Hay días en que los anaqueles están de más, otros simplemente son hechos de colores y luz, y también está el día en que están hechos de galleta (día en el cual todos los libros acaban apilados en algún rincón a falta de anaquel)

Y sin duda, este paraíso es como los demás, no se deja entrar a cualquiera. A la gente aquí no le gusta mucho ser elitista, pero lo es, quien solo leyó TVyNovelas o sus contrapartes en cualquier país está condenado a una sala de espera con nada más que revistas de chismes de hace tres años (el infierno). Ahí también acaba la gente más peligrosa en cuanto a libros, no los que no leen, si no los que leen solo un libro (este llámese cualquiera que involucre dioses desquiciados o vampiros pedófilos, o del tipo). Y obviamente no hay necesidad de decir, que aquellos que queman, rompen, roban o echan refresco a un libro en el curso de su vida acaban en la sala de espera también.

Así que teniendo esto en mente uno puede pensar en si seguir creyendo en las nubes con música de fondo de harpas o si optar por la biblioteca más grande y perfecta del mundo. Claro que conforme la vida de uno se figurará a cual sería más posible entrar y optaría por ese (en caso de no ser masoquista).

by I'm the penguin